viernes, junio 06, 2008

Dilemas del Antiguo y el Nuevo Periodismo

El periodismo es el espejo de nuestra idiosincrasia. Si el periodismo refleja el lado malo de nuestras vidas y las desgracias ajenas, es porque le permitimos que hagan empresa bajo la premisa de que todo hecho que contenga sangre y escándalo es un hecho noticioso.

No podemos negar que el diario más grande, y no importante, tenga la necesidad de crear un diario sensacionalista. La respuesta de esta realidad es una: el sensacionalismo vende y da ganancias. La mayoría de los actuales periodistas ya no se dan el trabajo de investigar ni de cruzar fuentes, a lo único que se dedican es a exacerbar el escándalo del día o de la semana. Llaman a las partes en conflicto con el fin de encontrar un punto que no se tomó en cuenta o para que los involucrados se sigan insultando y tener más portadas.

El escenario que a los estudiantes de periodismo nos toca vivir es la desconfianza del público y que cada día crece a pasos agigantados. Los lectores, televidentes u oyentes vienen hacia nosotros, usualmente, para enterarse del último escándalo o para entretenerse y pocos para informarse del quehacer político, económico y social que nos aqueja.

¿Quién nos dio la potestad de decidir qué es noticia y qué no lo es?, ¿quién nos dijo que levantar una noticia desde un punto de vista determinado es la mejor forma de presentarlo al público?, nadie. Ese atrevimiento nos da dimos nosotros mismos bajo esa libertad de prensa y de opinión. Una persona contraria a lo escrito puede refutarme al decir que se le debe dar la información de forma entendible, ordenada y verdadera, pero qué diario llega hasta el fondo del hecho. Solo se limitan a presentar por un día, sus supuestas causas, los heridos, muertos y los implicados, y no siguen las consecuencias que conlleva.

Es muy fácil esconderse tras el enunciado que la gente consume y gusta del sensacionalismo y se muestran reacios a los temas de coyuntura política local e internacional que sí puede influir en nuestras vidas, pero por qué seguir la corriente. Ellos mismos buscan un cambio radical en los medios de comunicación y aquí se debe resaltar la doble moral a la que estamos acostumbrados: la que aducen y la que consumen.

El periodismo dejó de ser lo que alguna vez tuvo como objetivo principal: informar y sobretodo educar. Se ha convertido en un ente comercial cuyo fin es ganar dinero e incentivar a la mediocridad y a esto el público se ha acostumbrado, a solo leer y no a analizar.

Gracias a ciertos límites que ponen entidades como el Anda que lamentablemente no está relacionado a la función de informar, es que a la hora de almorzar, cenar o estar con la familia en casa ya no vemos imágenes de muertos a todo color que pueden herir la susceptibilidad.

El periodismo debe ser un nexo entre la opinión pública, el Estado y las autoridades. Reiniciar este enlace y darle voz a los silenciados son los objetivos por el cual sigo la carrera de periodismo. Un trabajo arduo que nos toca hacer a la nueva generación de periodistas, pero solo se podrá realizar si todos tenemos esta misma meta y si ayudamos al cambio.

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