viernes, junio 15, 2007

Pareces un Loco, Vago, Pastrulo.

Pasaban los días desde la última vez, recuerdo haberle dicho que volvería antes del año nuevo, pero el verano pasaba y entre el trabajo y mis salidas en busca de diversión nunca le di mucha importancia a aquella cita.

Fue recién hace pocos días y aparentemente en el momento menos adecuado, ya que no contaba con mucho tiempo, cuando decidí hacerlo. Ya estaba algo cansado de escuchar a mi madre decir que parecía un loco, o algún amigo me moleste comparándome con un vago o un "pastrulo".

Es por eso que me sentí casi obligado a hacerlo, esa mañana fui en compañía de mi novia, paradógicamente la única que no había estado de acuerdo, pero a pesar de eso no causó mayor problema.

Llegamos, por fuera todo se veía como siempre, la avenida estaba sucia por los desperdicios tirados por la gente, en especial los microbuseros. Y la contaminación ambiental provocada por la gran cantidad de vehículos que pasan diariamente por ahí me dejaba esa misma sensación de siempre de estar casi como en casa.

Cuando entré me sorprendió el color amarillo de las paredes, parecido al de la llema de huevo, todo se veía muy limpio a diferencia de la avenida, aunque bajo las sillas sobresalía uno que otro cabello rojo, un tanto pegoteados por algo que supongo era agua. Ahí estaba él, haciendo su trabajo minuciosamente y con la misma expresión amable y calmada de siempre.

No pensé que demoraría tanto, pero pasó más de media hora para que acabara con la primera persona, la verdad yo ya estaba acostumbrado a ese trajín, pero mi novia me hacía sentir su incomodidad y apuro por irse. Por esa razón decidí ya no quedarme más tiempo, y salí con ella del lugar; pero antes volteé y le dije a él que volvería por la tarde.

Luego de irnos, nos fuimos a comer y ha hacer algunos trámites, yo no estaba muy animado con esos papeleos pero sentí que se las debía, por hacerla esperar en aquel lugar. Pero a penas se dio la oportunidad le dije para volver, no quería llegar a mi casa sin antes haber cumplido con mi decisión.

Para mi mala suerte, al llegar había mucha gente esperando y Diana me miró como diciéndome eso que no necesitaba decir, así que simplemente me fui, la verdad me disgustó bastante no poder esperar, talvez me sentí indirectamente presionado por ella y era como si de alguna manera ella no me quería dejar hacerlo ya que nunca estuvo de acuerdo.

Pasaron los días y nuevamente no me daba el tiempo para concluir con esa situación, entonces, casi de casualidad, un día pasé por esa avenida y me decidí a entrar, esta vez no sé si podría decir que tuve suerte, pero ahora ya no tengo más el cabello de loco, vago, pastrulo.

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